2/9/20

EL MAYOR CRIMEN DEL FRANQUISMO (1ª PARTE)

Haber acabado con esa gran esperanza de reforma que implicaba la II República

El mayor crimen del franquismo: haber acabado con esa gran esperanza de reforma que implicaba la II República
Serrano Súñer, Franco y Mussolini

Fernando Hernández Sánchez profesor de Didáctica de la Universidad Autónoma de Madrid en un artículo de Memoria e Historia del Presente: "La asignatura en la que España no progresa adecuadamente en la Revista Nuestra Historia 2 (2016)" expone unos datos muy preocupantes del desconocimiento de nuestra historia presente. Tales datos los tomó del libro de Francisco Espinosa Lucha de historias, lucha de memorias 2002-2015.

Según el CIS de febrero de 2010, para el 40% de los españoles la culpa del estallido de la guerra civil se reparte en los dos bandos por igual. Para el 36% ambos bandos causaron las mismas víctimas. Para el 58% el franquismo tuvo “cosas buenas y cosas malas. Y para un 35% “con Franco había más orden y más paz”, aunque a continuación "admitieron, menos mal, un 80% y un 88% respectivamente, que se violaron los derechos humanos y no había libertad de expresión". Un 74% consideran con orgullo la Transición. El 56% "no sabe cuándo se aprobó la Constitución". El 69% confirmaron que recibieron poca o ninguna información sobre la guerra civil en el instituto o colegio.

El mismo Fernando Hernández Sánchez, en su reciente artículo El presente en un país extraño, expone algunos hechos no menos preocupantes en relación al desconocimiento de acontecimientos de la historia de nuestro presente, como la Segunda República, la guerra civil y el franquismo. Menciona que hace unos años participó en un curso de verano de la Universidad Complutense sobre lecturas de la guerra civil española. Entre el público, numeroso y muy interesado en el estudio de la España contemporánea, abundaban los docentes de secundaria. 

Fernando Hernández Sánchez

En  su intervención, que versó sobre el "tratamiento de la guerra civil y sus consecuencias en los libros de texto", propuso al auditorio un supuesto. Ante el último ejercicio de la oposición de acceso al cuerpo de profesores de Secundaria y, habiendo obtenido una alta calificación en la primera fase del procedimiento, debían exponer ante el tribunal del que dependía su aprobado final uno de estos dos temas, extraídos al azar: el franquismo y el arte prerrománico

Invitados a responder con total sinceridad, ¿imaginan cuál fue la opción aplastantemente mayoritaria? Y también comenta que un reciente examen de prueba de acceso a la universidad (EvAU) en un instituto de Madrid la gran mayoría del alumnado "rechazaba el tema de la Segunda República, la guerra civil o del franquismo", inclinándose por temas más complejos del siglo XIX. El temor a pronunciarse sobre el pasado reciente en situaciones de las que depende la promoción profesional o académica es más que una anécdota.

Todo lo expuesto por Hernández Sánchez debería provocarnos una serie de reflexiones. La primera es que "todavía hay miedo en el aula, en los medios y en la sociedad a hablar sobre la Segunda República, la guerra civil y el franquismo". Y eso que estamos ya en una democracia moderna, producto de un proceso 'ejemplar' de Transición democrática, que, para algunos, vendría a ser "el segundo acontecimiento más importante tras la creación del mundo"; proceso pivotado por el emérito, al que deberíamos por ello estar siempre agradecidos los españoles. "Y quien tiene la osadía de cuestionar la ejemplaridad de la Transición y el papel del emérito sufre ataques por tierra, mar y aire".

Adolfo Suárez y Juan Carlos I en los toros

La sombra de Franco o lo que es lo mismo el franquismo, es alargada. Muchos de nuestros abuelos por haberse significado políticamente fueron represaliados con brutalidad. Y en el 'súmmum' de lo perverso les hicieron sentirse culpables. En el prólogo del libro, Desenterrar las palabras. Transmisión generacional del trauma de la violencia política del siglo XX en el Estado español, de Clara Valverde, dice Montse Armengou que en su trabajo como directora de documentales sobre la represión franquista, le sorprendió que frecuentemente "las víctimas adquieran conciencia de serlo en el marco de un programa televisivo".

"Esa manía de papá de meterse en política, acarreó la desgracia a toda la familia", a él el primero, pero de rebote nos salpicó a todos. Mira que mamá se lo tenía dicho: ¡tú no te metas en política! Le hicieron sentirse culpable. Las frases actuales "No te signifiques" o "No te hagas notar" son una herencia de la dictadura. En definitiva del miedo. Y ese miedo todavía persiste tras 45 años de la muerte del 'Funeralísimo', según denominación de Rafael Alberti.

Mas quiero referirme ahora a los datos del CIS del 2010 -no pienso que sean hoy muy diferentes los resultados- en los que una parte importante de españoles consideran que "ambos bandos fueron culpable de la guerra civil y que cometieron las mismas víctimas y que en el franquismo hubo cosas buenas y cosas malas, y que había más orden y más paz". Todas estas actitudes muy preocupantes en un sistema democrático, son producto de un desconocimiento de nuestra historia, cuyos efectos todavía siguen presentes. Todo tiene un porqué.

Rafael Alberti

"Para legitimarse, la dictadura necesitó deslegitimar el régimen de la II República". Por ende, lo primero que hizo fue "denigrar y desmontar totalmente la escuela republicana". Reorientó la enseñanza basada en el nacional-catolicismo, en la que la Iglesia tuvo un protagonismo fundamental, no en vano "había apoyado a la dictadura en la Carta Colectiva de los obispos". Construyó un doble discurso escolar: "uno catastrofista, culpabilizando a la República; y otro heroico en beneficio de los sublevados, que no tuvieron otra opción que levantarse en armas para que España no acabase en el abismo"

La Enciclopedia Escolar Edelvives. Segundo Grado. Editada en Zaragoza en 1944 decía: "El Ejército en cumplimiento de su sagrado deber para con Dios y con España, decidió lanzarse a su salvación. Así empezó el Glorioso Movimiento Nacional".

Tras la muerte de Franco y la implantación de nuestra democracia 'ejemplar', aún manteniéndose tal discurso de la dictadura, se fue abriendo paso el discurso no sin esfuerzo de una equivalencia maniquea: "ambos bandos fueron culpables del desencadenamiento de la guerra civil". Discurso muy extendido en medios, en la sociedad, e incluso en las aulas. No tanto en la historiografía. Lo cual significa un total desconocimiento de todo lo que supuso de modernidad el proyecto de la II República.


"La izquierda tuvo que hacer muchas concesiones y entre ellas la de asumir la idea de que la democracia se inició en España con la Constitución de 1978, y no en los tiempos de la II República". Lo malo del caso es que la forma en que se hizo la Transición a la democracia tendió a perpetuar los viejos silencios e impidió que se apoyaran desde arriba los esfuerzos que algunos investigadores estaban haciendo para "recuperar la verdadera historia de la II República y de la Guerra Civil".

"Este discurso de igual culpabilidad en ambos lados fue reafirmado tras la publicación del  libro de Manuel Chaves Nogales titulado A sangre y fuego - Héroes, bestias y mártires de España, publicado en Chile en 1937, mientas que en España no se publicaría hasta el 2001". Está compuesto de un impresionante prólogo, y 9 relatos, a cual de ellos más truculento, que son todo un paradigma del nivel de crueldad al que pueden llegar los seres humanos en determinadas circunstancias.

Del primero titulado ¡Masacre, masacre!, ambientado en el Madrid sitiado por las tropas fascistas es este: "Es inútil --arguyó el miliciano del pistolón-- con los aviones de Italia y Alemania no podremos. No hay más táctica que el terror. Por cada víctima de los aviones, 5 fusilamientos, 10 si es preciso. En Madrid hay fascistas de sobra para que podamos cobrar en carne"


Del segundo, De la gesta de los caballistas es este, que no le anda a la zaga: "De Sevilla ha salido el Algabeño con su tropa de caballistas con los mejores jinetes de la aristocracia sevillana y los hombres de su cuadrilla, sus banderilleros y picadores, capaces de lidiar lo mismo una corrida de Miura como un ayuntamiento del Frente Popular". Por ello, en el prólogo escribió: "De mi experiencia personal había contraído méritos para haber sido fusilado por los unos y por los otros".

"Sé de buena tinta que antes de la guerra civil, un grupo fascista de Madrid había decidido asesinarme, sin perjuicio de que los revolucionarios, comunistas y anarquistas, considerasen que yo era perfectamente fusilable". Esa es la palabra clave 'fusilable'. Por ello, decidió huir, y pasó a convertirse en paradigma de la 'Tercera España'. Supone un reduccionismo injustificado, el convertir la guerra civil en un enfrentamiento entre comunismo y fascismo. Lo cual es una falacia, del lado de gobierno legítimo de la República había otras fuerzas políticas.

Sobre este libro y su contribución al fortalecimiento de la 'Tercera España' es muy interesante el artículo de Francisco Espinosa, Literatura e historia. En torno a Manuel Chaves Nogales y la 'Tercera España'. Nos dice “a esta concepción maniquea, de que ambos bandos fueron culpables, se ha incorporado también la literatura".

Manuel Chaves Nogales

CONTINÚA:

FUENTE: nuevatribuna.es
Memoria histórica
Cándido Marquesán Millán 
10/08/2020

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