No está en mi afán mofarme de nadie (¡dios me libre!). De hecho no pienso decir quién fue el autor de esta perla, porque a veces, bien la prisa, los nervios o el maldito duende que te "luenga la traba", te la juega sin más. Nadie está exento de estos percances lingüísticos.
Fue por la tele, en las noticias matutinas, cuando una voz debidamente autorizada dijo:
- En breve, en las Islas Canarias, la gripe alcanzará su máximo esplendor".
No pude reprimir la carcajada, pero capté también, en la mirada del individuo, que se había dado cuenta del error aunque ya no podía volver atrás para corregirlo.
Que conste que desde la óptica del virus gripal (si es que la tiene) cabe perfectamente lo de "máximo esplendor" pero, la verdad, desde la nuestra, como organismos perjudicados, no. Y es que existen diversas palabras para definir el pico máximo de su acción: apogeo, auge, desarrollo...
De todas formas, el que esté libre de errores que tire la primera piedra.
Miguel Ángel G. Yanes
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