He oído decir muchos disparates a lo largo de mi vida, pero como el de hoy, pocos.
Que conste que me entristece profundamente escuchar barbaridades como esa, que vienen a dar el bajo perfil cultural de algunos pueblos. Fue en el bar de costumbre, donde suelo recalar a echar una cerveza después de comprar el pan nuestro de cada día.
Alguien podría aducir que es invención mía porque raya lo esperpéntico, pero tengo un testigo que puede corroborar la veracidad del hecho: se llama Juan Antonio Acosta "Morocho", y se hallaba a mi lado cuando ambos escuchamos decir a un parroquiano, que comenzó identificándose como futbolero de pro de uno de los "grandes" equipos de este "pís", algo que nos dejó lelos:
- ¡Estoy en contra de ese fascismo comunista!
Nos miramos con asombro, y si no fuera porque somos ateos, nos habríamos quedado haciendo cruces.
¡Qué cultura, caballero, qué cultura!... ¿Cómo es posible que haya gente que aún no sepa que fascismo y comunismo son doctrinas antagónicas?
Pero lo grave no fue eso, sino que luego empató con un "colega" y la incultura se multiplicó por dos: incultos y orgullosos de serlo:
- ¡Había miles de gentes!
Y es que hay gobiernos que restringen todo lo que pueden la educación y la cultura a los menos pudientes. Es una de sus múltiples técnicas de control . Saben que cuanto más inculto sea el pueblo, más fácil será de manipular.
Miguel Ángel G. Yanes
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