Cambio registrado en el Parque
Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, tras la reintroducción del
lobo.
Extinguido desde hacía 70 años, su llegada en 1995 fue concienzudamente seguida por los científicos. Y el resultado es que los cánidos salvajes han logrado modificar los cauces de varios ríos.
En un periodo de 6 años se
aprecia la recuperación de las riberas,
gracias a la presión
de los lobos sobre la población de cérvidos.
¿Cómo ha sido posible algo así?
Antes que nada, hemos de explicar lo que se conoce como 'cascadas tróficas': son una serie de efectos indirectos y amplificados que ejercen los superpredadores, es decir, los animales situados en la cima de la cadena trófica, sobre el resto de seres vivos.
Pirámide trófica. Imagen obtenida de la web http://francis.naukas.com/
En
nuestro caso, en Yellowstone la caza de ciervos está prohibida, por lo
que su población se había disparado durante décadas. En consecuencia, la
vegetación natural se encontraba seriamente dañada. Al
reintroducir lobos en el parque en 1995 empezaron a cazar ciervos, pues
eran presa fácil para ellos, pero lo más interesante fue el cambio que
se produjo en el comportamiento de los herbívoros. Atemorizados por el
nuevo depredador, dejaron de frecuentar los lugares más
desprotegidos como el fondo de los valles. E inmediatamente, en esas
zonas comenzó a regenerarse la vegetación natural. En algunos sitios, la
altura de los árboles se quintuplicó en sólo 6 años.
Las hasta entonces orillas desforestadas de los ríos pronto se cubrieron de sauces y álamos. Detrás de ellos llegaron las aves forestales, muchas especies hasta entonces inexistentes. Y también aparecieron los castores, amigos de roer árboles y hacer grandes presas que modifican el curso de los ríos. Es así como los lobos lograron cambiar indirectamente su aspecto. Hasta tal punto que estas modificaciones han reducido los efectos de la erosión, estrechado los cauces, generado lagunas y remansado rápidos.
Castores en Yellowstone
Y todo porque los lobos expulsaron de los valles a los ciervos. Pero aún hay más. Esas presas de los castores dieron cobijo a peces, anfibios, reptiles y mamíferos como la rata de agua o la nutria. Al desaparecer los coyotes aumentaron los ratones y los conejos, oportunidad que supieron aprovechar rapaces, comadrejas, zorros y mofetas. Las poblaciones de carroñeras también se beneficiaron enormemente de todos esos restos animales dejados abandonados por los lobos. Incluso los osos, quienes además de la carroña también disfrutaron de una cantidad inusitada de arbustos repletos de fruta y bayas.
Es así cómo un pequeño número de lobos no sólo ha logrado modificar el ecosistema de un espacio tan inmenso como Yellowstone, sino que incluso ha sido capaz de cambiar su fisonomía. Absolutamente increíble ¿No les parece?
FUENTE: http://www.salyroca.es
12/12/2017
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