Alguna vez he escrito en este blog, denunciando y alabando
(las menos) la gestión del ayuntamiento portuense. Hoy quiero dejar patente mi repulsa
y mi descontento, tras una serie de quejas infructuosas, presentadas ante la corporación municipal por Giacomo Botter, propietario del Restaurante
Tambo*; sito en el barrio de Punta Brava (María Jiménez, para los más antiguos):
un lugar especial, ubicado al borde del mar, prácticamente sobre los riscos lávicos
de la orilla, desde donde se puede disfrutar a la vez, de una magnífica vista
de Playa Jardín, de la ciudad de Puerto de la Cruz, de gran parte del Valle de
La Orotava y de un horizonte marino incomparable. Todo ello, sin detenerme a hablar
de la excelente calidad de su cocina, ni de su equipo humano. Prometo que otro día lo haré.
Pues es ahí, en ese entorno que se supone idílico, donde el
colector de aguas residuales del barrio: antiestético, herrumbriento y encima…
¡roto! desde hace años, pasa, sostenido sobre unos pilares de
hormigón, a escasos metros de la terraza del restaurante, provocando que, en ocasiones, las aguas negras llegaran a aflorar por una grieta de la tubería para caer al mar, ante la insólita mirada de los clientes.
Así que, el amigo Giacomo, en vista de que, en el ayuntamiento del Puerto de la Cruz nadie le hacía ni puñetero caso, se armó de valor, decidiendo solucionar el problema por su cuenta y riesgo, y selló la rotura del tubo como mejor pudo.
Así que, el amigo Giacomo, en vista de que, en el ayuntamiento del Puerto de la Cruz nadie le hacía ni puñetero caso, se armó de valor, decidiendo solucionar el problema por su cuenta y riesgo, y selló la rotura del tubo como mejor pudo.
Sólo hay que esperar a ver si a alguno de los
gobernantes municipales se le cae la cara de vergüenza (o simplemente se pone
colorado si llega a leer esto) ante la decisión del propietario de salvaguardar
la calidad higiénica del entorno “motu
proprio”, llevando a cabo una actuación que, claramente, correspondía a la corporación
municipal que no se ha mojado en absoluto.
Vamos a ver si ahora toman recorte y deciden solucionar el problema de manera definitiva, porque, más temprano que tarde, la oxidada tubería se agrietará de nuevo, y entonces… ¡vuelta la burra al trigo!
Vamos a ver si ahora toman recorte y deciden solucionar el problema de manera definitiva, porque, más temprano que tarde, la oxidada tubería se agrietará de nuevo, y entonces… ¡vuelta la burra al trigo!
Giacomo Botter y esposa
(*) Restaurante Tambo:
c/ Añaterve 1, Punta Brava, Puerto de la Cruz, Tenerife
Miguel Ángel G. Yanes
c/ Añaterve 1, Punta Brava, Puerto de la Cruz, Tenerife
Miguel Ángel G. Yanes
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