21/8/13

DOÑA ANITA

Hay personas que llegan a tu corazón y es para quedarse: Ana María Izquierdo Mata ("Doña Anita")* una mujer que volcó su vida en la docencia, fue una de ellas. Siempre le tuve un especial afecto y creo que ella también a mí. De hecho, cuando a pesar de la edad, su salud aún le permitían manejarse sola y salir a dar matutinos paseos, llegamos a tropezarnos alguna vez, con patente alegría por parte de ambos, y aunque hacía muchísimos años que habíamos perdido el contacto, echábamos amenas parrafadas, tirando de esa hebra común que es la propia vida y que tanto se enreda en ocasiones.

Hoy, inesperadamente, me ha golpeado una tristeza, al saber por boca de su hija, cuyos ojos se cuajaron de pronto, que había fallecido hace un año ya... y yo sin enterarme.

Aún siendo ley de vida, sé lo duro que resulta para los hijos la pérdida de una madre; por ello, y aunque el tiempo atenúe el dolor (también es ley de vida) quiero hacer llegar, a través de estas líneas, mi afecto y mi sincero pésame a sus hijos: Juan, "Nena", "Toño" y Alonso López Izquierdo, con los que me unió, allá por los años mozos, algo más que una simple amistad, y a los que, a pesar de que nos veamos muy de tarde en tarde, sigo apreciando de veras.

Resulta un pobre consuelo, pero piensen que disfrutaron de su amor y sus cuidados (recíprocos ambos) durante un plazo de tiempo bastante prolongado, lo que propiciaría una ingente cantidad de recuerdos que viajarán siempre con ustedes. Yo, que no tuve esa suerte, pues perdí a la mía en los años aún tiernos de la infancia, sé bien lo que les digo.

Un abrazo.

(*) Me habría gustado ilustrar esta entrada con una imagen suya, pero carezco de ella.

Miguel Ángel G. Yanes

1 comentario:

  1. No sabía que conocías a Doña Anita.
    Yo tuve la inmensa suerte de compartir docencia con ella, en su colegio del Barrio La Salud. Fue una de las mejores Maestras de Educación Infantil que conozco y los que pudieron hacer sus prácticas docentes con ella, llevan su sello inconfundible.
    Y como persona era un ser muy especial, cercana, cariñosa y muy guapa e interesante. ¡Era una dama con un glamour único!.
    Me enteré de su fallecimiento por un periódico y tarde para asistir al funeral y abrazar a los suyos.
    Fuimos muy afortunados, querido amigo, por compartir un trocito de su fecundo caminar.
    Gracias por tus recuerdos que hoy son los míos.
    Un abrazo.

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