Serena, mansa, lenta,
Sin viento que rompa
Su verticalidad,
La finísima lluvia
Desciende
Para resbalar luego
Por la acusada pendiente
De los toldos
Y formar gruesas gotas
Que en un jarro de plástico,
Un infante,
Con esmero, recoge.
Miguel Ángel G. Yanes
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