El famoso naturalista español Félix Rodríguez de la Fuente (1928-1980) ya lo explicó allá por los años 70 en un interesantísmo artículo publicado en la desaparecida revista Integral. Los seres humanos se convirtieron en carnívoros, abocados irremisiblemente por la última glaciación, ya que, los cráneos hallados, anteriores a la misma, se caracterizan por poseer grandes y poderosos molares, lo que demuestra su especialización en triturar granos y raíces como resultado de una dieta eminentemente vegetariana.
Está claro que la adaptación a una dieta carnivora haría evolucionar no solo la dentadura, agudizando los caninos, sino que iría modificando el aparato digestivo para adaptarse a ella. Pero entonces...
Y aquí es donde voy a dejarles la explicación que, al respecto, hace el doctor José Enrique Campillo Álvarez en un extracto de su artículo "Los humanos ¿Qué somos? ¿Herbívoros, omnívoros o carnívoros?":
Doctor José Enrique Campillo Álvarez
Los seres humanos somos carnívoros, aunque no estrictos. Tenemos un intestino delgado enorme, de más de diez metros de longitud en una persona adulta. Así que estamos muy bien capacitados para digerir las grasas y las proteínas que abundan en los alimentos de origen animal (carne y pescado) y que escasean en los alimentos vegetales, salvo algunas pocas excepciones.
Tenemos un colon más corto que el de herbívoros y omnívoros. Seguimos sin poder digerir la hierba o las hojas de los árboles, pero podemos alimentarnos de algunos vegetales especiales como las frutas, las verduras y las hortalizas, que suelen tener algunas cantidades de almidón y azúcares sencillos que podemos digerir y asimilar. Y ahí se acaba todas nuestras posibilidades de alimentación vegetal natural.
Seguro que alguien ya habrá pensado: ¿Pero qué ocurre con los cereales, las legumbres y las patatas? Pues que nuestro intestino de carnívoros tampoco los puede digerir. ¡Pero si yo los como! exclamará alguno. Ya, pero se necesita recurrir a un truco: calentarlos. Los cereales, las legumbres y las patatas no los podemos consumir a no ser que los hayamos sometidos al calor mediante alguna forma de cocinado (desde las palomitas de maíz a un cocido). Por este procedimiento modificamos la estructura molecular de los cereales y las legumbres, y neutralizamos algunos agentes tóxicos que contienen, y así permitimos que nuestro aparato digestivo pueda asimilarlos.
FUENTE: http://blogs.hoy.es/como-ser-un-cromanon-sano-y-feliz/2017/03/10/
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