Dormida entre laureles, la mar, serena, sueña
Con tropicales selvas de húmeda sombra herida
Por un rayo de sol que la atraviesa,
Y elefantes enanos que recorren,
Lentos y silenciosos, sus intrincadas sendas.
Con monos aulladores, harpías, anacondas,
Canguros, demonios de Tasmania,
Panteras de las nieves, osos panda,
Leones, jirafas, gorilas de montaña,
Cóndores, bisontes, pumas, lobos,
Ornitorrincos, koalas, kiwis, dingos,
Pavos reales, Orangutanes, tigres,
Rinocerontes, dragones de Komodo,
Y toda suerte de extrañas criaturas
Que no nacieron de su salobre seno.
Cuando, de pronto, un ruido de turbinas
Deshace su rotunda soledad,
Rompiendo en mil pedazos la estructura
Mágica y cristalina de aquel sueño
Que flotaba en mi forma de mirar.
Miguel Ángel G. Yanes
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