El silencio es la luna de un
espejo;
El sonido, por contra, sus
pedazos
Cuando de pronto caen de un
golpe dado
Y sus añicos se esparcen por
el suelo
Como un veloz repique de
campanas.
Hay una magia extraña en su
tañido:
Una escueta secuencia que
acelera
Los ritmos de la vida unos
instantes
Para romper los velos que
recubren
Ese eterno secreto que los
hombres
Hemos llamado tiempo, y que
los dioses,
Algo más sabios que nosotros
dieron
En ponerle por nombre
eternidad.
Porque no pasa el tiempo, queda
Inmutable y eterno. Solo fluye
Para nuestros sentidos que no entienden
Que somos los humanos, criaturas efímeras,
Quienes, fugazmente, flotamos sobre él.
Porque no pasa el tiempo, queda
Inmutable y eterno. Solo fluye
Para nuestros sentidos que no entienden
Que somos los humanos, criaturas efímeras,
Quienes, fugazmente, flotamos sobre él.
Miguel Ángel G. Yanes
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