Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Educación, Cultura y Deporte
¿Vieron?... Fueron dos "Migueles" más los que se le colaron de rondón a David para formar un mágico trío de escritores homónimos, verdaderos baluartes de la literatura universal.
Hace unos días el ministro de Cultura, Iñigo Méndez de Vigo, dejó escrito en el diario El Mundo
un homenaje a Miguel Hernández donde hablaba, mayormente, del mundo
interior del poeta. El mundo interior es un habitáculo muy estudiado en
los poetas, porque el exterior suele estar lleno de facturas sin pagar,
niños con mocos, editores chungos, botellas vacías de coñac, órdenes de
desahucio e incluso cartas de la Seguridad Social. En el mundo exterior
de Miguel Hernández, además, había picotazos de bala, generales
genocidas, pueblos pasados a cuchillo, una familia muerta de hambre y un
cierto olor a cebolla. Murió en una cárcel de Alicante, enfermo de
tuberculosis, con 31 años, y es curioso que el ministro no haya dedicado
una sola alusión a la sentencia que nos arrebató, en plena juventud, a
uno de los poetas mayores de nuestra historia. Este lapsus ministerial
es comprensible: también en algunos libros de texto se dice que Lorca
murió cerca de su pueblo y que Machado se fue a Francia de vacaciones
con su familia. Supongo que de Hernández dirán que fumaba demasiado.
En cualquier caso tiene mucho mérito que el ministro se haya acordado
del aniversario de Miguel Hernández, aunque pase por alto pequeños
detalles de su biografía como la miseria, la cárcel y una condena a
muerte que le conmutaron por treinta años de prisión gracias a la
generosidad del Caudillo, que también era muy fan. No sabíamos que Iñigo
Méndez de Vigo, un aristócrata con varios títulos nobiliarios, tuviese
la costumbre de leer y menos aun de leer al más proletario y pobre de
los poetas, un pastor de cabras que aprendió a puro huevo a tallar
sonetos gongorinos. No hay que olvidar que una de las propuestas de
futuro del ministro para la nueva legislatura -aparte de que el futuro
está en las páginas web– es la creación del Archivo Histórico de
la Nobleza. Así las marquesas podrán comprobar sus marquesados y los
poetas pobres descubrir que siguen siendo nadie. Parece rara esa
repentina afición por la literatura porque casi lo primero que hizo
Méndez de Vigo después de jurar el cargo fue descolgar el retrato de
Unamuno pintado por Solana de su despacho en el ministerio.
Miguel de Unamuno
Está muy bien que el ministro se ciña al mundo interior de los poetas, porque el exterior a nadie le importa un bledo y menos aún si el
exterior es un balcón con barrotes a la calle. A los poetas españoles
las cárceles les sienta como un guante: en una escribió Hernández"las nanas de la cebolla"
y en otra se le ocurrió a Cervantes el germen del Quijote. De qué modo
sobreviva un poeta, de dónde saque para comer y cómo se las apañe es
cosa suya siempre y cuando entregue sus versos a la posteridad y pague
sus impuestos religiosamente. Bueno, religiosamente no, que la iglesia
está exenta en estas enojosas cuestiones. La otra noche me tropecé con
mi amigo Javier Reverte y apenas pudimos saludarnos. Anda Javier
preocupado desde que un día recibió una notificación de la Seguridad
Social diciendo que debía devolver la pensión de los últimos cuatro años
debido a la manía que tiene de seguir escribiendo y publicando. Aquí
preferimos jubilar a los escritores del todo, unas veces a tiros, otras
en prisión, otras mediante una carta de la Seguridad Social. Todo sea
por el mundo interior.
FUENTE: publico.es
Punto de fisión
David Torres
31/03/2017
¿Vieron?... Fueron dos "Migueles" más los que se le colaron de rondón a David para formar un mágico trío de escritores homónimos, verdaderos baluartes de la literatura universal.
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