(A “Paíto”)
Lo supo. No sé cómo, pero lo supo.
Se empeñó en que habría de morir
Un siete de julio, exactamente
El día de San Fermín; y así lo hizo.
Él, que era la persona más anticlerical
Que he conocido, me aseguró que había
Un dios bueno y terrible al mismo tiempo,
Pero que no tenía nada que ver
Ni con la iglesia, ni con sus mandamases.
La verdad: no sé si fue por joder
Al clero, a los taurinos, o a ambos a la vez,
que decidió morirse en esa fecha.
Al clero, a los taurinos, o a ambos a la vez,
que decidió morirse en esa fecha.
Aunque, ahora que lo pienso, tal vez fuera
Por joder sólo al cura, amigo y contrincante
De partidas de envite y de ajedrez,
Haciendo que todo el vecindario
Relacionara para siempre a aquel ateo
Pertinaz y anarquista, que jamás iba a misa,
con la sagrada fiesta de San Fermín,
Cambiando el negro por el blanco eternamente.
con la sagrada fiesta de San Fermín,
Cambiando el negro por el blanco eternamente.
Miguel Ángel G. Yanes
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