25/7/13

UN DIA DE INFINITA TRISTEZA

Hoy, el que se suponía debía ser el día más alegre en Galicia, el día grande de la festividad de su santo patrono Santiago Apóstol, quedará marcado para siempre en la conciencia, no sólo de los gallegos, sino de todos los ciudadanos del país, como un día de infinita tristeza. El terrible accidente ferroviario ocurrido en la jornada de ayer, llevándose por delante la vida y las ilusiones de un alto número de personas, arrancó de cuajo la alegría de la fiesta.


No quiero entrar en detalles sobre la tragedia; los medios de comunicación ya se han ocupado de ello por activa y por pasiva, pero si quiero incidir sobre un detalle tremendamente humano... estremecedor: el vuelco desinteresado de múltiples personas que, sin dilación, se echaron a las vías, para sacar de entre el amasijo de hierros retorcidos de los vagones, en principio a los heridos y, con posterioridad, los cadáveres de quienes no tuvieron la suerte de sobrevivir.


¡Héroes! Eso si son héroes; ciudadanos anónimos que, venciendo el horror, se apresuraron a ayudar a sus semejantes, cargando con sus destrozados cuerpos. Vaya para ellos mi gratitud de ciudadano; para los familiares y amigos de los fallecidos, mi profundo respeto y condolencias; y mis mejores deseos para los que aún se encuentran debatiéndose entre la vida y la muerte en este infausto día de tristeza.

Miguel Ángel G. Yanes 

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