He vuelto a ver (con gran pena y dolor) después de tantos años, la película de Héctor Olivera titulada "La Noche de los Lápices", en la que se recrea el secuestro, tortura y posterior asesinato de una serie de jóvenes menores de edad, estudiantes de secundaria, acaecido en Ciudad de La Plata el 16 de septiembre de 1976, durante la última dictadura cívico-militar argentina; en un intento, por parte del Servicio de Inteligencia del Ejército y de la policía, de localizar a líderes estudiantiles a los que consideraban "potencialmene subversivos".
A pesar de que, hoy por hoy, en Argentina se celebra, en dicha fecha, el Día de los Derechos del Estudiante Secundario, en el resto del mundo no podemos permitir que esta triste y horripilante historia caiga en el olvido. Pero no sólo hay que recordar a los jóvenes muertos y honrar su memoria; también es preciso recordar a quienes pudieron hacer algo por ellos y no hicieron nada, a los que callaron como musos, y a los que apoyaron con descaro, asesinatos tan viles.
Miguel Ángel G. Yanes
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