13/2/19

RABUJA

"Rabuja" es una palabra de ésas que, como tantas otras, han ido desapareciendo del diario hablar de los canarios. No obstante, en los países caribeños y sudaméricanos, sigue vigente. Lo sé porque ahora que ha llegado tanta gente de aquellos lares, buscando en estas tierras un presente laboral que les abra las puertas del incierto futuro, es palabra que oigo de sus labios. De ahí estas líneas.

Islas Canarias magnificadas en mitad del Atlántico
como puente entre continentes.

Tomaba el cafelito matutino (el único que me permito aún, a pesar de la estricta prohibición facultativa) cuando el parroquiano que se hallaba junto a mí, se despidió de una de las empleadas de la cafetería con un:

- ¡Hasta pronto, rabuja! 

"Rabuja", repetí para mis adentros. Cuánto tiempo sin escuchar esa palabra.

Intenté echar mano de mi "memoria auxiliar*" para anotarla y que no se esfumara, cuando el tacto del bolsillo vacío me hizo caer en la cuenta de que hacía tiempo que la había perdido. No me quedó otra que repetirla mentalmente como si fuera un loro para intentar fijarla en la memoria; algo que no siempre funciona, porque año tras año voy perdiendo aquella privilegiada facultad de recordarlo todo. Aún así, llegue a casa con ella en la cabeza y me puse a escribir esta jaqueca.


La palabra "rabuja" no figura en el Diccionario de la R.A.E, no obstante tanto aquí, en las Islas, como allende los mares, en las Américas, tiene diversas acepciones tal y como figura en el Diccionario de la Academia Canaria de la Lengua, aunque para mí siempre fuera, únicamente, sinónimo de pequeñajo:

rabuja.
1. f. Cierta enfermedad que afecta a animales como perros y gatos, que los debilita y les produce peladuras y llagas en la piel. Les daba asco tocarlo porque tenía rabuja.
2. com. Persona de poca estatura. Se aplica especialmente a los niños. Me llamó la atención que aquel rabuja tuviera tanta fuerza.
3. Tf.  Debilidad y endeblez propias de la infancia.
4. LP.  Cosa pequeña, sobrante, de poco valor.
5. LP.  Borrachera. 

(*) Mi "memoria auxiliar", habida cuenta de que no uso teléfono móvil (y estoy decidido a morirme sin cargar con ninguno) consistía en un pequeño bloc de notas y un bolígrafo minúsculo que, introducido en el resorte de aquel, siempre portaba en un bolsillo trasero del pantalón. Perdiose un día, no sé dónde ni cuándo, y con ella una serie de versos, pensamientos, paridas y estupideces varias que, entre sus hojas, aguardaban ser volcadas en este humilde blog.


"Si alguien sabe de ella, le ruego información". (De "El unicornio azul" de Silvio Rodríguez)

Miguel Ángel G. Yanes

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