25/6/18

X EXPOSICIÓN DE MOTOS CLÁSICAS Y ANTIGUAS



Ayer domingo, Día de San Juan, atendiendo a las indicaciones del amigo Jorge, motero de pro, me acerqué a la Plaza de San Pedro en El Sauzal para asistir a un evento incuestionable: la X Exposición de Motos Clásicas y Antiguas, cita bianual organizada por MB Trujillo, a la que asisten aficionados a las dos ruedas desde las siete islas del archipiélago.


La historia de las motocicletas en nuestras islas tiene aquí su culmen, donde se pone de manifiesto la excelente labor de coleccionistas y restauradores, y donde, además de los clubes de motos de las diferentes islas, tienen cabida también los particulares, propietarios de motos clásicas o antiguas, previo contacto con MB Trujillo, para ser incluidos en dicha concentración.

Derbi 74 Sport restaurada


A los que ya peinamos canas o carecemos totalmente de ellas, recordarles la figura de Álvaro padre. Fuí cliente suyo cuando, muchacho aún, rodaba con un ciclomotor poco visto por estos lares: una Gimson Canigó de color naranja, un motor con licencia Flandria de 50 c.c. y cuatro velocidades, que llaneaba que era una maravilla, aunque subir cuestas demasiado empinadas no era lo suyo pues le había cambiado la relación catalina-piñón.

Gimson Canigó 50 TT

En más de una ocasión acudí para buscar repuestos: carburadores, toberas, pistones, aros, jaulas de polines... Cogía la guagua del Norte en Santa Cruz y me plantaba allí, en la curva que sube al pueblo de La Matanza (hiciera sol, lloviera o diluviara) en lo que hoy es la sede de MB Trujillo. "Tiempos aquellos".


Pues ayer, acompañado por Maki, mi esposa, ya sin motocicleta (la lumbalgia, la ciática, pero sobre todo la pensión, no me lo permiten), acudí a El Sauzal para disfutar como un enano con aquellas maravillas mecánicas de los años 70 y más atrás-


Recorrí la plaza en un par de ocasiones, haciendo fotos a tutiplén y buscando caras conocidas, pero "nasti de plasti". Por mucho empeño que puse, ni siquiera conseguí ver a Jorge entre aquel gentío.

Honda 70
 
 Ducati 250 24 horas

MV Augusta 150

Me emocionó ver ejemplares impecables de "la vaca sagrada" de mi juventud, la Kawasaki 900, para mí la moto más bonita y emblemática de los años 70. A fé que había pocas máquinas capaces de hacerle sombra, no solo en cuanto a estética, sino a rapidez. Tampoco hallé ninguna Kawasaki 500, aquella tricilíndrica de dos tiempos que pilotaba el amigo Ángel Antonio en nuestros años mozos, bestía rápida donde las hubiera (la moto, no él). Lo que sí había era una Kawasaki 750.

Kawasaki 900

Kawasaki 750

Kawasaki 500

 Otra joya de la que que mi memoria guardaba también grato recuerdo, por su planta, su poderío y el especial sonido de su motor fue la Ossa Enduro 250, de la que siempre estuve enamorado.

Ossa Enduro 250




También removieron mi recuerdo y mi ánimo tres motos en particular: la Bultaco Sherpa-T 250, la Suzuki 550 GT y la Laverda 1000. Esas fueron las máquinas que poseyó mi amigo Federico y que tantas veces conduje en aquella época en que fuimos moteros.

Bultaco Sherpa-T 250

Suzuki 550 GT

Laverda 1000

 No vi, o no estuve "al loro", el resto de modelos de nuestra peculiar pandilla: la Triumph Boneville 750 del "Madriles",  la Norton Comando 850 de Juan José o la Ducati 750 Desmond de X (su nombre se ha perdido en los entresijos de mi memoria)

Triumph Boneville 750

Norton Comando 850
 
Ducati 750 Desmond

Entre las muchas Honda presentes: 70, 360, 400, 500, 750... llamó mi atención que, justo el modelo que manejé en los años 70, no estuviera presente, si bien es verdad que en Tenerife se vendieron pocas máquinas de ese modelo, tal vez cuatro o cinco a lo sumo: la Honda CB 450, una bicilíndica particular, con doble árbol de levas en cabezas (DOHC) 5 velocidades y un tope de 9.500 r.p.m., lo que, en aquella época, para una motocicleta de cuatro tiempo, era una auténtica pasada, permitiéndole un reprise equiparable al de una dos tiempos. Si bien adolecía de algunos problemillas estructurales, el principal tal vez, ser demasiado corta de basculantes, lo que, a gran velocidad, la obligaba a entrar saltando literalmente en las curvas, un verdadero peligro para la integridad del motorista. Pero eso sí: tenía una excelente punta de velocidad, una estampa magnífica, equiparable a la de su hermana mayor la Honda CB 750, y unos cromados impecables.

Honda 360

Honda 400

Honda 500

Honda 750

Un detalle adicional: hice miles de kilómetros con ella y le di caña con ganas y el único problema que me dio fue con el selector de cambios, por lo demás era una máquina compacta y robusta con un motor maravilloso. Terminé regalándosela a mi hermano Braulio que estaba como loco por ella, y le perdí la pista a principios de los años 80.

Honda CB 450 DOHC 

Detalle
Miguel Ángel G. Yanes

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