La frase viene a colación de los múltiples incendios que, en estas fechas, arrasan Galicia.
... ¿Que por qué lo digo? Pues, ni más ni menos porque, ya sea teta, ubre o mama, está bastante claro el desfase existente entre extinción y prevención. Supongo que será porque una teta da leche y la otra no. ¿Me siguen?
Sirva de ejemplo el razonamiento de Xosé Manuel Pereiro, expresado en su artículo "Fuego, mentiras y plantaciones de eucalipto" publicado por CTXT con fecha de ayer:
“Los trabajos de prevención programados para el año 2017 todavía sin hacer, la mayoría de las casetas de vigilancia de incendios cerradas, las brigadas de extinción en casa o bajo mínimos, distritos con la mitad de los agentes forestales que había hace diez años...174 millones de euros en 2017 convierten a Galicia en el territorio de Europa que más dinero invierte en la extinción de incendios. ¿Dónde está la prevención? ¿Dónde el cuidado de nuestros montes? ¿Dónde entierran el dinero? Aviones, helicópteros, asistencias técnicas, el ejército, técnicos que hacen de "emisoristas", aviones no tripulados, guardia civil a caballo, policía montada, multitud de cargos de libre designación con la administración forestal más politizada de la Unión Europea…”
No arde Galicia por el simple hecho de tener una enorme masa forestal; arde porque se ha abandonado su desbroce y limpieza, amén de por haber introducido especies foráneas, más rentables económicamente (me refiero a los eucaliptos australianos) que resultan un combustible formidable, no solo por la facilidad ígnea de su madera, sino por el aceite que acumula en sus hojas.
A pesar de que desde el año 2012 esté prohibida su plantación, esta variedad arbórea ocupa más de 400.000 hectáreas en la Comunidad Gallega. Y no sólo es su facilidad para arder, sino también su necesidad diaria de agua. Un eucalipto de apenas 3 años absorbe una media diaria de 30 litros que sus raíces buscan bajo tierra, si o sí, contribuyendo a menguar sensiblemente los acuíferos. Y este consumo va creciendo exponencialmente a medida que el ejemplar envejece. De hecho, un árbol "adulto", al alcanzar los 20 años de edad consumirá unos ¡200 litros diarios!
Eucalipto centenario
Pero a pesar de las extremas condiciones de este reseco otoño, los eucaliptos no arden solos. Más allá de pirómanos ocasionales, lo que resulta lógico e incuestionable es que quien provoca un incendio lo hace en su propio beneficio o por encargo de terceros.
¡Es teta de vaca!...
Miguel Ángel G. Yanes
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