La amiga Jeannette me ha devuelto un libro que le había prestado tiempo atrás, y en el momento de regresarlo a su lugar, no pude evitar la tentación de abrirlo para leer aquella reseña que anoté en su momento:
2-3-1995*
"¡Las fechas! Siempre la magia de los números.
Tal día como hoy viajaba hacia Perú
hace 16 años."
Perseguía un sueño pergeñado a la vista de una fotografía en blanco en negro, cuando apenas tenía 13 años de edad. Era la primera imagen que contemplaba de las ruinas de la ciudad perdida de Machu Picchu, y el impacto fue tal que, en ese mismo instante, me prometí a mí mismo, que algún día la visitaría. Y así fue: años más tarde me planté allí, completamente solo y con una sencilla mochila a la espalda ("ligero de equipaje" como mandan los cánones) decidido a impregnarme de su energía.
Más allá de paparruchadas y fantasías esotéricas o ufológicas, no sé si fue un viaje iniciático o no, pero cambió mi perspectiva de la vida para siempre.
(*) Los que me conocen, saben bien de mi costumbre de fechar los libros al llegar a mis manos.
Miguel Ángel G. Yanes
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