En el húmedo vértice
de la piedra lunar
resbalaron mis dedos
hacia tu soledad,
y un mensaje perdido
por los labios
de algún dios vegetal
cobró vida en mis sueños.
Sospeché que un secreto
ancestral se rompía
para colmar un ansia:
la de ser ese sesgo
de luz que atravesando
un mar frío y galáctico
cobra vida en tus ojos
con cada amanecer.
Miguel Ángel G. Yanes
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