Estas nuevas losetas, feas y hasta tristes, están adornadas, a cortos intervalos, con una raspa de pescado a la que hay que echarle un exceso de imaginación para llegar a ver un chicharro (símbolo por antonomasia de esta ciudad) y que, supongo, sería la idea subyacente en tal reposición, a todas luces innecesaria, porque la mayoría de las aceras, salvo por un exceso de "chiclosis", se encontraban en perfecto estado; 'Plan de Barrios' creo que se llamó ese proceso de quita y pon.
Observen que en las repaciones ya se imponía el gris
Pero no sólo se limitó el juego a las losetas; se hizo lo propio con los antiguos pretiles de piedra ¡que se hallaban intactos! y que fueron sustiuídos por los actuales de hormigón, cuya calidad pueden observar en la siguiente fotografía.
Un detalle: las losetas, al ser levantadas se rompen siempre, pero no los antiguos pretiles de piedra que, además, fueron sacados con sumo cuidado, apilados con mimo y trasladados con la misma delicadeza, lejos de la mirada curiosa de los cuidadanos.
A saber a qué país habrán ido a parar y a quién-es le habrán llenado los bolsillos.
Desconozco si hubo sisa, ordeño o mamanduria de las arcas municipales, pero ante la corrupción imperante y la connivencia entre la clase política y los empresarios de la construcción, me asalta una duda más que razonable.
¿A ustedes no?
Miguel Ángel G. Yanes
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