"HACIENDO FAMILIA"
El otro día me llevaron, a regañadientes, a un centro comercial de esos que te obligan a hacer un periplo completo por sus instalaciones. Entras por una puerta, y después de recorrerlo absolutamente todo (como si se tratara de una pista americana) sales, igual de agotado, justo por el mismo sitio que entraste; con lo cual, te haya gustado o no, has tenido que tragártelo entero. A mí, dicho sea de paso, se me indigesta bastante, sobre todo cuando paso por la sección de alfombras, donde, ya sean sintéticas o de lana, de cáñamo o arpillera, o bien pieles curtidas de ovejas o de reses, no sé si por el polvo acumulado, o por el olor en sí, me provocan incluso ganas de vomitar.
Intentaba atravesar tal sitio a la mayor brevedad, sin parecer indiscreto en exceso, cuando, un crío que apenas alcanzaría los siete u ocho años, reparando en la curiosa forma de una montaña de pieles naturales, preguntó a voz en grito:
- ¡Mamá! ¿Esto qué es?
Y la madre, haciendo caso omiso a la pregunta, dijo:
- Tu abuela tenía una igual, pero el imbécil de tu tío la tiró.
- ¿Por qué? Preguntó el chico.
- ¡Porque es gilipollas!
- ¡Ah!
No pudo decirle: porque estaba vieja, rota, manchada... ¡No, no! Ella tenía que seguir "haciendo familia".
Miguel Ángel G. Yanes
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