13/7/11

AUNQUE SEA ERRÓNEO

Hay palabras con las que me peleo de continuo. Desconozco la razón, pero a la hora de escribirlas, algunas se me resisten tremendamente. Me ocurre, por ejemplo, con la palabra lámpara; no sé si será debido a la extrema sensibilidad del teclado del ordenador, pero siempre le casco una vocal de más, y termino escribiendo lámapara, aunque... ahora que lo pienso, esto ya me sucedía con la máquina de escribir; tal vez sea algún tipo de dislexia o algo así. Me ocurre lo mismo con párpados y con algunas otras que, justo ahora, no acuden a mi memoria.


Hay una anécdota de mi época de oficinista (mal "limpriadito" tiempo) que justo viene al pelo. Mecanografiaba yo, en aquella época, las cartas de remisión de facturas a las entidades bancarias, y tras una tediosa jornada aporreando teclas sin descanso, pasé el tocho de escritos a la firma del jefe. Éste las revisó y me las devolvió ya rubricadas. Pero, justo al doblarlas para introducirlas en los correspondientes sobres, una palabra llamó mi atención: CERDITO. Había escrito, en el encabezado de la carta, Sr. Director del BANCO ESPAÑOL DE CERDITO. Lo corregí sobre la marcha, pero me quedé pensando, por cuántas manos habría podido pasar sin que nadie reparara en ello. Y es que, muchas veces, la rutina y la lógica nos vencen, y nos hacen ver, no sólo en los textos, sino en las múltiples facetas de la vida, aquello que consideramos obvio... aunque sea erróneo.

Miguel Ángel G. Yanes

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