Como usuario del servicio interurbano de Titsa, acudo con cierta asiduidad a la estación de guaguas de esta ciudad. Pues bien, en horario nocturno, una vez que ha cerrado sus puertas el edificio de la terminal, existe una deficiencia importantísima en cuanto a la luminosidad del recinto y de sus aledaños: una penumbra que da cierta grima, habida cuenta de lo aislado y poco transitado del lugar, siendo, según parece, una zona poco segura y carente de vigilancia policial.
Al menos hay seis farolas de alumbrado público que no funcionan, amén de otra (la que se halla justo en la parada de taxis) cuya intermitencia exaspera; permanece más tiempo apagada que encendida.
No sé si con anterioridad alguien habrá denunciado esta situación; pero como hace ya bastante tiempo que la observo y continúa sin corregirse, he optado por tomar esta iniciativa, no sin antes hacerme una pregunta que, a tenor de la agudeza de los lectores, voy a obviar, para dar cumplida respuesta a la misma:
"Claro. Es que ellos no viajan en guagua, ni tienen que ir a recoger a sus hijos a la estación, ni esperan un taxi en la oscuridad, ni... Si les afectara directamente, seguro que el problema se habría solucionado de inmediato".
Es por eso que ruego, a quien competa, se sirva dar las órdenes oportunas para solucionar dicha deficiencia, en aras de ofrecer a los usuarios una mejora verdaderamente necesaria, y dar, al mismo tiempo, una imagen de modernidad, y no tercermundista, como la actual. Y si no, pregunten a los turistas (extranjeros o del país) que llegan en horario nocturno a dichas instalaciones. Verán la impresión que les produce.
Miguel Ángel G. Yanes
20/01/06
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