toda agujerada como salvadera,
abríala y metía un pedazo de tocino en ella
que la llenase y tornábala a cerrar
y metíala colgando de un cordel en la olla,
para que la diese algún zumo por los agujeros
y quedase para otro día el tocino.
Parecióle después que en esto se gastaba mucho,
y dio en sólo asomar el tocino a la olla.
Dábase la olla por entendida del tocino
y nosotros comíamos algunas sospechas de pernil.
FUENTE: buscapalabra.com
Miguel Ángel G. Yanes
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