El pequeño archipiélago portugués entre las Canarias y Madeira, antiguo refugio de piratas, fue declarado reserva natural en 1971
El documental Islas Salvajes, las olvidadas del Atlántico,
de los canarios Juan José Ramos y Germán Pinelo, llega a las pantallas
este jueves, día 3, para mostrar la riqueza natural de este santuario
elegido por miles de aves marinas como lugar de cría en medio del
océano. "Son un auténtico laboratorio de la evolución que hubiera
fascinado a Darwin, un paraíso para la vida salvaje y un refugio para
algunas de las más singulares especies de fauna y flora de la
Macaronesia", relata el ornitólogo Juan José Ramos.
A medio camino entre Canarias y Madeira, las Salvajes son un pequeño archipiélago portugués deshabitado, formado por tres pequeñas islas y diversos islotes. Alberga alguna de la principales colonias de cría de aves marinas de las islas atlánticas, un lugar realmente desconocido para el público y una joya para los amantes de la naturaleza, afirma el naturalista. Sus fondos marinos sorprendieron al propio Jacques Cousteau, quien dijo de ellas que tenían "las aguas más limpias y transparentes que jamás hubiese visto".
A medio camino entre Canarias y Madeira, las Salvajes son un pequeño archipiélago portugués deshabitado, formado por tres pequeñas islas y diversos islotes. Alberga alguna de la principales colonias de cría de aves marinas de las islas atlánticas, un lugar realmente desconocido para el público y una joya para los amantes de la naturaleza, afirma el naturalista. Sus fondos marinos sorprendieron al propio Jacques Cousteau, quien dijo de ellas que tenían "las aguas más limpias y transparentes que jamás hubiese visto".
Leyendas aparte, lo cierto es que las Salvajes fueron declaradas en 1971 reserva natural por parte del Gobierno de Portugal por sus especies de plantas endémicas, fauna invertebrada y sus casi perfectas condiciones para que aniden las aves marinas. Para estas últimas "son realmente un paraíso", explica Juan José Ramos, que precisa que las aves que crían en Salvajes lo hacen en cuevas y madrigueras bajo tierra.
En la mayor de estas islas se congregan unas 25.000 parejas de pardelas cenicienta y en la Salvaje Pequeña (apenas un kilómetro cuadrado de superficie) crían más de 30.000 paíños pechialbos, la mayor colonia del planeta de esta especie.
Ramos, que ha documentado la ornitología de varios
países como promotor de Birding Canarias, impulsó el rodaje de este
documental que ha llevado al equipo casi dos años de trabajo, siete
horas de entrevistas, dos expediciones a Salvaje y un viaje a Madeira.
Para llegar a su objetivo contó con la colaboración de 139 mecenas en un proyecto colectivo de recogida de fondos, aunque en la financiación también colaboró el área de Museos del Cabildo de Tenerife. Participaron además en el proyecto especialistas en flora y fauna terrestre y marina, colaboradores del Gobierno y Parque Natural de Madeira, Gobierno de Canarias, Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife, Museo Municipal de Funchal y Universidad de La Laguna entre otras entidades.
Pero lo que iba a ser un documental descriptivo de la naturaleza ha evolucionado hacia un proyecto "más humano" en el que no hay voz "en off", sino que relatan directamente sus experiencias los científicos que han trabajado en Salvajes en los últimos 40 años.
Entre ellos, dos personajes "clave" para el conocimiento de estas islas, el fallecido geólogo tinerfeño Telesforo Bravo, de quien se muestran fotografías inéditas en aquellas islas cedidas por la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello, y el ornitólogo portugués Alexander Zino, quien compró los derechos de captura de pardelas precisamente, para evitar su caza y crear una reserva.
También expone su visión de estos parajes Manuel Biscoito, biólogo marino del Museo de Historia Natural de Funchal, para quien las Islas Salvajes "son las Galápagos del Atlántico norte occidental".
Los documentalistas subrayan su interés en dar a conocer el valor medioambiental de estas
islas y el esfuerzo de conservación que se realiza en Salvajes, donde
el Gobierno portugués "lleva a cabo un magnífico trabajo que es
referente mundial". También subraya el ornitólogo que previsiblemente
muchas de las pardelas que se alimentan en aguas canarias provienen de
las colonias de Salvajes.
Tras su estreno el próximo día 3 en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife, el documental se proyectará el 16 en el Festival Internacional Boreal de Los Silos y el 19 en la Feria de Ornitología del Delta del Ebro en Tarragona, y está pendiente de fechas para su proyección en Las Palmas de Gran Canaria, Bilbao, Madrid y Galicia. Además en octubre se editará un libro sobre la naturaleza de Salvajes, que será presentado con motivo de la proyección del documental en el Festival de literatura de viaje y aventuras de Puerto de la Cruz Periplo.
Mi tío abuelo Manuel que, allá por la década de los 50, navegó por aquellas aguas, me contaba siendo yo niño, que en más de una ocasión arribaron a aquellas pequeñas islas. Quizás me relató muchas historias al respecto, pero a mí la única que se me quedó grabada para siempre, por lo impactante, fue la de los conejos: Al parecer, algún "listo de turno", decidió introducirlos en aquel entorno, y allí, sin enemigos de ningún tipo que controlaran su población, se multiplicaron como lo que son.
Decía Manuel que la plaga era de tal magnitud que podían cazarlos a palo limpio, pero claro, al ser tantísimos y haber arrasado la escasa vegetación de la isla, apenas tenían la piel y los huesos.
Supongo que hoy en día se habrán tomado medidas para hacerlos desaparecer, restableciendo así el alterado equilibrio ecológico, aunque siendo, como casi todos los roedores, una especie tan difícil de erradicar, vayan ustedes a saber si algún día (mixomatosis aparte) volverán por sus fueros.
Para llegar a su objetivo contó con la colaboración de 139 mecenas en un proyecto colectivo de recogida de fondos, aunque en la financiación también colaboró el área de Museos del Cabildo de Tenerife. Participaron además en el proyecto especialistas en flora y fauna terrestre y marina, colaboradores del Gobierno y Parque Natural de Madeira, Gobierno de Canarias, Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife, Museo Municipal de Funchal y Universidad de La Laguna entre otras entidades.
Pero lo que iba a ser un documental descriptivo de la naturaleza ha evolucionado hacia un proyecto "más humano" en el que no hay voz "en off", sino que relatan directamente sus experiencias los científicos que han trabajado en Salvajes en los últimos 40 años.
Entre ellos, dos personajes "clave" para el conocimiento de estas islas, el fallecido geólogo tinerfeño Telesforo Bravo, de quien se muestran fotografías inéditas en aquellas islas cedidas por la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello, y el ornitólogo portugués Alexander Zino, quien compró los derechos de captura de pardelas precisamente, para evitar su caza y crear una reserva.
También expone su visión de estos parajes Manuel Biscoito, biólogo marino del Museo de Historia Natural de Funchal, para quien las Islas Salvajes "son las Galápagos del Atlántico norte occidental".
Costa de la Isla Salvaje Pequeña
Tras su estreno el próximo día 3 en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife, el documental se proyectará el 16 en el Festival Internacional Boreal de Los Silos y el 19 en la Feria de Ornitología del Delta del Ebro en Tarragona, y está pendiente de fechas para su proyección en Las Palmas de Gran Canaria, Bilbao, Madrid y Galicia. Además en octubre se editará un libro sobre la naturaleza de Salvajes, que será presentado con motivo de la proyección del documental en el Festival de literatura de viaje y aventuras de Puerto de la Cruz Periplo.
Santa Cruz de Tenerife
31/08/2015Mi tío abuelo Manuel que, allá por la década de los 50, navegó por aquellas aguas, me contaba siendo yo niño, que en más de una ocasión arribaron a aquellas pequeñas islas. Quizás me relató muchas historias al respecto, pero a mí la única que se me quedó grabada para siempre, por lo impactante, fue la de los conejos: Al parecer, algún "listo de turno", decidió introducirlos en aquel entorno, y allí, sin enemigos de ningún tipo que controlaran su población, se multiplicaron como lo que son.
Decía Manuel que la plaga era de tal magnitud que podían cazarlos a palo limpio, pero claro, al ser tantísimos y haber arrasado la escasa vegetación de la isla, apenas tenían la piel y los huesos.
Supongo que hoy en día se habrán tomado medidas para hacerlos desaparecer, restableciendo así el alterado equilibrio ecológico, aunque siendo, como casi todos los roedores, una especie tan difícil de erradicar, vayan ustedes a saber si algún día (mixomatosis aparte) volverán por sus fueros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario