Tras los saludos de rigor, y sin venir a cuento, comenzó a asaetearme con la enorme retahíla de todo lo que poseía: negocios, chalets, pisos, coches, relojes, instrumentos musicales... pero, curiosamente, no me habló para nada de familiares, amigos o conocidos.
Caí en la cuenta, entonces, de que siempre va solo. Y dije para mis adentros: "pues vaya una mierda de vida que lleva; para mí no la quiero, por mucho que tenga".
Supongo que él pensará lo mismo de la mía, y me verá como un "don nadie", un "mindundi", que no supo amasar dinero y sigue viviendo igual que en los años 70.
Sé que cada uno tiene sus propios parámetros de la vida, pero no pude evitar sentir algo de lástima. En el fondo, para mí, solo es un pobre hombre, aunque él se considere un ilustre miembro de los "Tengo-Tengo".
Miguel Ángel G. Yanes
Pues aquí tienes otra Doña Nadie...
ResponderEliminarPrefiero 5 minutos de charla y café compartido contigo, que una semana oyendo hablar de materialismo puro y duro.
No cambies nunca, amigo mío.