- ¡Es la pesada de Nuria!... ¿Qué hago? Pregunta la receptora de la llamada.
- ¡Contéstale tía y quítatela de arriba! Dice su compañera.
- ¿Sí?... ¡Hola Nuria, cariño!… ¿qué pasó?... ¡Ah! pero no puedo… estoy en el Sur con Natalia…
De pronto, escucho a alguien que, desde la acera de enfrente dice en voz alta:
- Pues yo te veo como si estuvieras en el Puerto de la Cruz.
- ¡Hola amor!... ¿Cómo estás?... ¡Sí! Ya voy en la guagua. Estoy en el Sur, a la altura de Granadilla… en tres cuartos de hora estoy ahí…. Vale, vale… un beso.
Y es que hasta ahora, el teléfono móvil daba mucho juego para meter trolas de ese tipo pero, como todo, terminará por acabarse, pues las nuevas generaciones de tales cacharros vienen ya con gps incorporado y ¡activo! Vaya, que no se va a escaquear ni el gato.
Miguel Ángel G. Yanes
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