De pronto le vi hacer un gesto, dirigido a un grupo de personas que viajaban en el vagón contiguo. Automáticamente se pusieron todos en pie y se encaminaron hacia la puerta; aquella debía ser su parada. Pero ella se dirigió hacia el lateral opuesto, por lo que le hice ver, con un gesto, que aquélla no era la salida correcta. Sonrió dándome las gracias, ante la hilaridad de sus compañeros que ya salían al andén y se habían percatado de su error.
Llevaba pantalones vaqueros de un color verde intenso, a juego con sus ojos, y era la guía de un grupo de minusválidos psíquicos.
Miguel Ángel G. Yanes
No hay comentarios:
Publicar un comentario