12/12/11

FÁTIMA, EN LA MEMORIA Y EN EL CORAZÓN


Fátima Said Moujir Hegiege fue una amiga inestimable. Nos conocimos una noche (no recuerdo ya quién nos presentó) en la tasca El Bocoy, ubicada en el patio interior del Edificio Galaxia, en la Calle Heraclio Sánchez de La Laguna, en la primavera de 1979. Esto si lo recuerdo perfectamente porque recién había regresado yo de un viaje en solitario por el continente sudamericano, y me pidió que le relatara, con todo lujo de detalles, aquella experiencia.

Fátima era una pintora y dibujante magnífica. Al igual que a mí, le encantaba la obra de Paul Klee, y fue ése, aunque luego ahondaríamos en los campos de la literatura, uno de nuestros primeros puntos en común; lo que más tarde nos permitiría cimentar nuestra amistad.

En los últimos tiempos, por mor del trabajo, la familia, las obligaciones… nos veíamos muy de tarde en tarde, pero recientemente, a raíz de haberme desvinculado de la empresa donde laboré, solía bajar casi a diario por la calle del Castillo, detenerme frente a Nahie, y si veía que no tenía clientes (casi siempre la encontraba con un libro en las manos) entraba para interrumpirla y charlar un rato con ella.

 
Nunca llegué a conocer personalmente a su familia, a excepción de su hermano mayor...? (soy malísimo para recordar nombres). Me lo presentó justo un día en el que, en compañía de mi amigo Miguel Ángel Guerrero, acabábamos de entrar a saludarla. Sé que también tuvo otro hermano (creo recordar que regentaba la Cafetería Diagonal) y que falleció a temprana edad. Y una hermana algo más joven que ella ¿Mariam?, a quién suelo ver a menudo, siempre sola, cada vez que acudo a algún evento cultural.

Cierto día embarqué a Fátima en una historia que nunca me perdonó. La verdad es que, como la amistad todo lo puede, olvidé por completo que pertenecíamos a culturas y religiones diferentes. La invité a asistir al ritual de la Hoguera de San Juan que íbamos a celebrar un grupo de amigos, en un sitio bastante peculiar: la era de la Casa del Pirata, en Barrio Machado (La Esperanza). Fue allá por 1983.

 
Más tarde me confesaría que pasó verdadero miedo en aquel lugar. Sobre todo al escuchar el sonido de un bucio que, en la oscuridad de la noche, alguien hacia sonar desde la cumbre y, entremezclado con el potente ulular del viento, descendía como una legión de demonios que agitara los árboles.

Al año siguiente, Maki y yo nos casamos también por San Juan, y Fátima tuvo el detalle de regalarnos algo muy especial, un trabajo salido de sus manos: un dibujo a plumilla de un rincón orotavense que siempre me gustó, y que sigue ocupando un lugar en nuestro hogar.

Una mañana hallé la tienda cerrada y me preocupó el hecho, pues sabía que ella no gozaba de buena salud. Fue mi propia mujer quien me dijo que había estado en el hospital, y que el diagnóstico no era bueno. A los pocos días, la tienda estaba en obras y posteriormente cambiaría de nombre y de propietarios.

 
Mi amiga Fátima falleció en Santa Cruz de Tenerife, el 12 de diciembre de 2010 a los 58 años de edad, y aunque su espíritu atemporal habite ya en sagradas latitudes, quiero, con estas pobres palabras loar su memoria y ofrecer mi afecto y comprensión a todos sus familiares y amigos.

Miguel Ángel G. Yanes

4 comentarios:

  1. Por favor necesito hablar contigo si conoces a Mariam, a la hermana de Fatima por favor contacta conmigo en jorge1141993@hotmail.com

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    1. Yo la conozco, qué puedo hacer por ti?

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    2. Podrías enviarme alguna forma de contacto con ella a mi correo Jorge1141993@hotmail.com

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  2. yo tambien la añoro muchiiiiisimo, me acuerdo de ella muy a manudo, la verdad es que no me esperaba ese fatal desenlace,ninguna familia, y en espacial una madre no se merece eso , pero es que esta familia es la segunda vez que le pasa una cosa asi.no hay derecho..... aunque ya han pasado dos años , sigo pensando en ella y en su familia, en especial en NAHIE, que espero que el dolor le haya remitido "algo" . muchos besos y saludos para todas las personas que la conocieron.

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