(A Cándida Mtnez. Pecci, in memoriam)
Con frenesí agitada,
La cabellera de la espuma siembra
De sal la luz azul.
El aire es un efímero
Universo de esferas diminutas
Donde se rinde el mar.
Los pájaros no pueden volar
Entre una infinitud salobre de barrotes
En esta cárcel de agua.
Se antoja bruma el sueño
Que humedeciendo el valle trepa
Por sus glaucas caderas.
No en vano, es la isla mujer.
Miguel Ángel G. Yanes
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