Como un canario más con, al menos, dos dedos de frente, quiero solidarizarme con los razonamientos expuestos por don Pedro Antonio Martínez Martín, publicados en la presnsa local el 31-03-09, bajo el título "Tren del Sur". Escueto y puntual. Pocas razones de tanto peso pueden aducirse con menos palabras.
Aunque
hay algo con lo que no estoy totalmente de acuerdo. Yo no creo que lo
que en realidad motive a esos "descerebrados" sean las grandes locuras,
sino más bien los grandes pelotazos. ¿Pero es que no vemos lo que ocurre
ante nuestros propios ojos? Los mismos de siempre enriqueciéndose a
manos llenas, a costa de arrasar nuestro patrimonio natural, de llevar a
cabo obras faraónicas, de destruir y construir sin tino, deteriorando
irreversiblemente este frágil territorio y, con él, el futuro de
nuestros hijos.
Está claro, clarísimo, que "los de la pomada" tienen todas sus necesidades cubiertas y que, en el fondo, les importan un… (iba a decir un carajo, pero me pareció de mal gusto) las verdaderas necesidades de la isla y de los isleños. Sólo los mueve un desmedido afán de riqueza y poder. ¿Cómo es posible que este pueblo nuestro no reaccione, no se rebele de una vez contra tanto despilfarro, tanto despropósito y tanto mamoneo?
¡Señores!, aquí hay una ciudadanía trabajadora que paga religiosamente sus impuestos y se merece un respeto. Y éste pasa por cubrir con urgencia sus necesidades perentorias.
¡Sí! Yo también abogo por una sanidad en condiciones (me viene a la memoria una viñeta humorística donde un mago dice: "Pedí una sanidad en condiciones y me dieron un policía autónomo"). Esa es otra fruslería de alguien que también desea pasar a la posteridad como artífice de otro despropósito.
Los pueblos no evolucionan fomentando el crecimiento de cuerpos represivos, sino fomentando la educación y la cultura. Pero claro, los que manejan los hilos saben a ciencia cierta que, cuanto más culto es un pueblo, más difícil resulta de manipular. O sea, que las marionetas, cuantos más hilos tienen, más complicadas son.
Después del Tren del Sur, vendrá el Tren del Norte, y si nos descuidamos, un tren transversal que una el norte con el sur, y más tarde un tren turístico que descienda a las profundidades del Averno, para visitar el balneario que regenta el patrón de estos "mammones": servidores de Mammón, el dios de la avaricia material.
Miguel Ángel G. Yanes
13/04/09
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