Se cargaron el latín por lo militar. Ni los curas saben ya qué significa “Introibo ad altare Dei“, ni mucho menos el “Suscipiat” o el “Orate, fratres“.
El latín ayudaba a pensar, un peligro, ponía en orden la mente, peor
aún, te ayudaba a entender mejor tu propio idioma, a expresarte en él
con mayor corrección… Mucho riesgo para el poder, casi siempre en manos
de inseguros desconfiados e indocumentados, sobre todo en el ministerio
mal llamado de Educación, desde hace tantos años.
Luego devaluaron la enseñanza de la filosofía. Descartes, Kant, Feuerbach, Schopenhauer… al baúl de los recuerdos, uhúu… Se empieza por Platón y se acaba con Marx y Engels y… claro, luego te salen listillos y cualquier pimpollo es capaz de montarte un Podemos apenas te descuidas.
Filósofos
Más tarde le llegó el turno a la música. Despreciaron su importancia y relegaron la enseñanza de esta disciplina robándole a los alumnos su derecho a disfrutarla y a mejorar su sensibilidad. A ser cultos, en definitiva. Una de las secuencias más impactantes de la película franco-mauritana Timbuktu, dirigida en 2014 por Abderrahmane Sissako es cuando los islamistas radicales torturan a quienes osan escuchar música a hurtadillas. Pues eso.
Compositores musicales
Ahora le toca el turno a la Literatura. A partir del próximo curso,
dos horas a la semana y vas que te matas. Además, no contarán para la
nota de selectividad ni entrarán en las futuras reválidas que prevé la
ley Wert. Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) la llaman. ¿Se puede tener más cara? ¿Se puede ser más desaprensivo?
Arrancar de cuajo las humanidades de la enseñanza es privar a las
generaciones que ahora crecen en nuestro país de un instrumento
imprescindible para amueblar sus mentes y reforzar su sensibilidad. Es
una verdadera pena constatar cómo la capacidad de expresión de muchos
jóvenes es ya inversamente proporcional a la habilidad que poseen para
escribir mensajes en sus teléfonos “inteligentes” a toda velocidad.
Teléfonos que incluso les corrigen vergonzosas faltas de ortografía
producto de una educación directamente denunciable.
Juan Ruiz, El Arcipreste de Hita
Lo único que leen son los mensajes del “guasap“. O los tutoriales de internet para aprovechar al máximo las capacidades de la aplicación de moda. ¿El Arcipreste de Hita? ¿El Cantar del Mío Cid? ¿El Lazarillo? ¿La Celestina? ¿Cervantes?
Bueno, Cervantes sí, pero porque estos días han hablado mucho en la
tele del hallazgo de sus presuntos restos. Todavía los veinteañeros
quizás sepan que Cervantes fue el autor de “El Quijote”
y hasta es posible que alguno, por equivocación o por obligación, se
haya tomado la molestia de leer alguno de sus pasajes. A partir del
próximo curso escolar, se acabó. Ni Galdós, ni Clarín, ni Valle Inclán, ni mucho menos García Márquez.
Gabriel García Márquez
El acoso y derribo a la cultura y al conocimiento es tan escandaloso
como el escaso nivel de protesta ciudadana ante tamaña fechoría.
Saldremos muy tocados de los desmanes de Wert y sus
antecesores al frente de Educación. Es uno de los cambios fundamentales
que hay que hacer apenas la gente decente recupere el poder. Será
complicado evitar el daño en alguna generación, pero si algo debemos a
quienes vienen detrás nuestro es dejarles un panorama mejor que el que
nosotros recibimos. Y eso, que no está ocurriendo en casi ningún ámbito,
en el mundo de la cultura, en el de la educación… es todavía peor sin
que sepamos hasta cuándo.
José Ignacio Wert Ortega
Le hemos dado nuestra lengua a más de quinientos millones de personas
en todo el mundo y nosotros, quienes la parimos, somos los que peor la
hablamos, los que menos recursos lingüísticos demostramos, los que
usamos un vocabulario más pobre y escaso, los que nos expresamos con
menos riqueza de léxico y de matices… Y para redondear la faena Wert, en
estos sus eternos días de una despedida que no acaba de rematar nos
añade una amarga píldora más a su nociva y vomitable herencia: una
enseñanza devaluada de la literatura, a la que hay que sumar las
tropelías cometidas antes con la historia de la filosofía, la música o
el latín.
FUENTE: publico.es
Las carga el diablo
Juan Tortosa
25/06/2015
Lo verdaderamente grave de "la faena Wert" es que, si no andamos listos, los chicos heredarán sus orejas.
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