1/8/14

¿Y SI ESPAÑA FUERA PALESTINA...?

Partiendo de la premisa de que los judíos, al igual que los árabes, habitaron cientos de años Al-Andalus (hoy España) imagínense ustedes que los países vencedores de la II Guerra Mundial, para joder a Franco por haberse posicionado del lado las potencias del Eje, en lugar de acceder a las pretensiones del pueblo judío de afincarse en Oriente Próximo (aunque también se pensó en Uganda, incluso en Madagascar) les hubieran concedido una parte de España donde asentarse.

Pues ésta es la posibilidad que plantea Strambotic con todo el humor del mundo (que buena falta hace):


Las comparaciones son odiosas, sí, pero también muy esclarecedoras. Este mapa elaborado por Juan Segovia muestra cómo hubiera quedado España si la ONU hubiera tenido la feliz idea de ubicar Israel en nuestro territorio: las Provincias Vascongadas serían el penúltimo reducto (Cisjordania), en tanto la franja de Gaza podría coincidir con el desierto de Almería, al cual está emparentado por clima y demografía.


Desde que el estado de Israel fue proclamado en 1948, la nación judía ha ido mermando el territorio de Palestina, hasta confinar a sus 4 millones de habitantes en dos regiones aisladas entre sí: Cisjordania y la franja de Gaza, que suman 6.200 kilómetros cuadrados, el equivalente a la provincia de Tarragona (813.000 habitantes). El resultante es uno de los territorios de más alta densidad del planeta.


Tengan en cuenta que la creación del estado de Israel recién finalizada la guerra mundial, fue una licencia de los ganadores para resarcir al pueblo judío no sólo por el genocidio sufrido, sino como agradecimiento por el apoyo económico facilitado por la banca internacional, lo que, a la postre, permitiría el triunfo de las fuerzas aliadas. Judíos de todo el mundo se fueron asentando poco a poco sobre un territorio que, aunque internacionalmente no figuraba como país, sino como protectorado británico, era el hogar del pueblo palestino que nunca se había movido de allí, al contrario que los judíos que, mayoritariamente, sometidos a una diáspora, se habían diseminado durante siglos a lo largo y ancho del planeta.

Llega un momento en el que, el gobierno británico, para desentenderse del creciente conflicto entre ambos pueblos, decide entregar el territorio a la ONU que lo reparte, cediéndole el 56% del mismo a los judíos, lo que lleva a Líbano, Siria, Jordania, Egipto e Irak a atacar al nuevo estado de Israel que, contra todo pronóstico, respondió con tremenda contundencia en una guerra intermitente que duraría algo más de un año y que es el germen de todo lo que ha acontecido hasta la actualidad.

Miguel Ángel G. Yanes 

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