25/6/14

NOS VUELVEN A DAR...

Se apodera de mí una cólera ciega al leer que, pasándose por el "arco de triunfo" los siete recursos presentados por cabildos de Lanzarote y Fuerteventura, Gobierno de Canarias, Ecologistas en Acción-Ben Magec, Fundación César Manrique, WWF e Izquierda Unida, amén de las 200.000 firmas recogidas en más de 186 países y entregadas a Repsol por las principales organizaciones ecologistas, el Tribunal Supremo del Reino de España, nos da en toda la boca al avalar las prospecciones petróliferas en aguas de Canarias, negándonos el derecho a disponer de unos recursos que, como pueblo, legítimamente nos pertenecen.  


Visto lo visto, está claro que al gobierno español le importa un "corno" (por no decir "un carajo") lo que termine sucediendo con nuestra economía, con nuestras costas, con la biodiversidad marina y con el futuro de nuestros hijos, con tal de hacerse con el pastel económico del posible yacimiento de hidrocarburo, del qué (desengáñense ustedes) los canarios, no vamos a rascar bola. Si acaso llegamos a  rascar algo, será chapapote.


¿Pero de verdad, los canarios somos tan ilusos como para pensar que vamos a beneficiarnos de ese negocio? Pues no va a ser así. Económicamente sólo se beneficiarán los de siempre: cuatro familias ricachonas, las multinacionales petroleras, las empresas subsidiarias, los representantes del gobierno de turno y poco más.


¿Creen ustedes que van a generar puestos de trabajo para nuestra gente?... ¡Quiá! Para esos menesteres se necesita personal técnico y profesionales altamente especializados; una cualificación laboral de la que los isleños carecemos. De hecho, las empresas petrolíferas procuran nutrirse de la mano de obra más barata del mundo (principalmente la de los países del sudeste asiático) llevando luego a cabo, ante la necesidad de operarios, técnicos y expertos, excelentes programas de formación y entrenamiento, por lo que, cuando llegan a los lugares de sondeo o extracción, las plantillas suelen estar al completo.


Poner en peligro la subsistencia del turismo, del que depende básicamente nuestra economía, resulta una apuesta de futuro tan arriesgada que clama al cielo de lo razonable, aunque todavía haya quienes  crean que el petróleo es la panacea universal.

  
Algunos ya se ven con los bolsillos repletos de oro ¿negro?, mientras critican a los que estamos en contra de tamaño despropósito, aduciendo que somos unos "simples" que no tenemos visión de futuro ni noción alguna de economía... ¡Necios!... Así nos va. Es la riqueza facilona de los ingenuos.


Por mucho que se empeñen en convencernos de las escasas posibilidades de que se produzca un vertido de crudo (como si no hubiera ocurrido nunca), la amenaza siempre está latente, y caso de contaminación del entorno, la ruina de Canarias como lugar turístico de primer orden y reserva de la biosfera, sería inminente.

A eso nos arriesgamos si se sigue adelante con este dislate.

Miguel Ángel G. Yanes

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