17/1/14

PALOS A LA MADRIGUERA

No voy a hablarles de conejos, no. Aunque la frase pertenezca al universo de la cacería de estos roedores.

Lo hago en sentido figurado a raíz de la fotografía adjunta y de la correspondiente denuncia, tras el atentado cultural que ha sufrido, entre otras, la escultura  "Homenaje a las Islas Canarias" (no quiero entrar a valorar su calidad como tal) ubicada en el Parque Municial García Sanabria que, unos "batatas", han pintarrajeado, spray en mano, para dejar la impronta de sus nombres, apodos, nicks o cómo quiera que se diga, dando fé de su nivel cultural.


Digo lo de "palos a la madriguera" porque el ayuntamiento, por boca de su edil de cultura, lamentando ese acto contra nuestro patrimonio artístico, efectúa la pertinente denuncia en la unidad correspondiente de la Policía Local (PROTEU, creo que se llama); pero vayan a averiguar ahora quién o quiénes fueron los autores del desaguisado. Por ello la frase: "Después del conejo ido, palos a la madriguera".

Para esos menesteres existía antaño en dicho parque, aparte del grupo de jardinería, un equipo de guardas encargados de velar, no sólo por el respeto ciudadano a la vegetación, sino a todo el mobiliario urbano: bancos, fuentes, pérgolas, esculturas... pero a medida que se fueron jubilando, aquella figura desapareció. Y los "proteus" actuales tienen demasiada ciudad que controlar.

Yo, que de niño, iba prácticamente todos los domingos, de la mano de mi abuelo paterno, al "pro-parque"*, como en aquella época lo llamábamos, recuerdo a aquel señor de uniforme gris, con gorra de plato (¡vade retro!... perdonen... he sufrido un lapsus) y una chapa identificativa en el pecho, que estaba siempre al quite, llamando al orden sobre todo a los jóvenes, para que no se desmandaran demasiado.


Hoy en día, con el paro tan monstruoso que existe en este país, ¿no se podría recuperar, entre otros, ese necesario personaje?

(*) El término "pro-parque" vino a colación del cartel de ejecución de la obra, donde se especificaba con esa palabra el proyecto de un futuro parque municipal, allá por los años 20 del pasado siglo; lo que, para la mayoría de la gente, quedaría como nombre de aquel nuevo espacio público.

Miguel Ángel G. Yanes

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