15/12/13

GANDINGA

Cuando la abuela Melania se enfurecía con alguien (y había que fastidiarla mucho para que se enfadara de veras), rechinando los dientes, decía por bajines:

- ¡Le sacaría la gandinga!

Era una frase hecha, una forma de hablar en sentido figurado, pero a mí, desde pequeñito, y sin que nadie me lo explicara, me quedó bien claro que "la gandinga", tenía que ser algo que se hallaba muy oculto en nuestro interior, y que sin ella, seguramente, no podríamos vivir.



Es esta una palabra que los canarios ya no usamos. Cayó en ese olvido mayúsculo, en ese pozo sin fondo donde, casi sin darnos cuenta, vamos arrojando nuestra magnífica diversidad lingüística en aras de la simplicidad, la prisa y la maldita globalización. Y no sé yo si también por cierta vergüenza mal entendida de utilizar el vocabulario de nuestros mayores. Craso y gravísimo error por nuestra parte, porque, inconscientemente, no sólo hacemos un desprecio, sino que contribuímos a empobrecer el lenguaje.

Buscando la palabra en cuestión, en el Diccionario de la Lengua de la R.A.E. he encontrado la siguiente reseña:

gandinga.

1. f. Mineral menudo y lavado.
2. f. Mál. Pasa de inferior calidad.
3. f. Sev. Despojos de reses.
4. f. Cuba y P. Rico. Guiso que se prepara con las asaduras o entrañas del puerco, papas y abundante salsa con tomate y especias varias.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Al punto vi que Melania hacia referencia a la tercera acepción: "sacarle las entrañas a alguien (y no era a una res precisamente) que le estaba haciendo la puñeta".


Así que no andaba yo muy desencaminado. Gandinga venían a ser entrañas, vísceras, órganos, asaduras, mondongos...

Miguel Ángel G. Yanes


No hay comentarios:

Publicar un comentario