7/11/11

MORNING HAS BROKEN (POEMA)



(A Cat Stevens) 

Aún no toca un rayo de sol
la somnolienta ciudad que en nuestros ojos pesa.

El presuroso girar de los neumáticos
va secando su piel de humedecido asfalto
y una tenue neblina nos mantiene
tensos y estáticos, desamparados casi,
frente al círculo rojo del semáforo.

Todo el mundo está atento, preparado
para cruzar sin dilación la calle,
sin reparar siquiera en esa luna
pálida y ojerosa, que bosteza
harta de tanto y tanto trasnochar.

Nadie parece ver al lucero del alba,
partícipe también de su nocturnidad,
hacerle un guiño cómplice, una leve,
amorosa, señal de despedida;
ni al mirlo que, de teja en teja, salta
buscando algún insecto para desayunar.

Pero de repente… ¡Oh! ¡milagro!

Todos alzan la vista al escuchar
el profundo rugido de un avión
frío, liso, brillante, atronador,
que en dos mitades, con su humareda rasga
la frágil piel de un cielo apenas tibio.

Aún sigo sin saber si alguien ha reparado
en la negrura del mirlo, el brillo del lucero
o la opacidad blancuzca de la luna.
Mucho me temo que esto no ha sido así,
porque han tornado todos, al unísono,
a mirar el semáforo anhelantes
y, de reojo, las puntas de sus pies.

Miguel Ángel G. Yanes

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