9/1/11

LOS INCÍVICOS DE LA BASURA

Vivir en comunidad exige pequeños sacrificios en aras de la buena convivencia, pero no todos están dispuestos a cumplir las normas más elementales. Sirvan de ejemplo las manías que tienen algunos ciudadanos a la hora de depositar las bolsas de basura con los residuos diarios del hogar. Los hay de lo más variopinto:



* El descuidado, que levanta la tapa del contenedor, tira dentro su bolsa, pero luego no se molesta en cerrarlo, con lo cual el mal olor y las moscas se enseñorean del lugar.

* El vago, que por no esforzarse en elevar la tapa, deposita la bolsa junto al contenedor. Roedores, felinos o cánidos la romperán y esparcirán su contenido, buscando algún que otro manjar en su interior.

* El caradura, que deja la bolsa sobre la tapa, obligando al que venga detrás, a retirarla, por no hacerla caer fuera en el momento de levantarla para depositar la suya.

* El comodón, que ni siquiera se molesta en acercarse al punto de recogida y, si cabe, introduce la bolsa de basura en la primera papelera que encuentra.

El violento, que (lo acabo de presenciar esta mañana) abre el contenedor, echa su basura, lo vuelve a cerrar y... de propina, percatándose de que es de plástico, le da una tremenda patada.

* El pirómano, que aprovecha para tirar la basura cuando todos duermen, y de paso, pegarle fuego a los contenedores, con el riesgo más que evidente, de que las llamas afecten a los vehículos cercanos e incluso a las viviendas.



Si pasamos de cuidar los pequeños detalles, el mal ejemplo cunde y los problemas crecen. Ocurre así en todos los aspectos de la vida.

Miguel Ángel G. Yanes

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