24/3/10

DESEMBOCADURA DEL BARRANCO DE SANTOS


Hoy por hoy, que se han acometido una serie de medidas, encaminadas a mejorar el desagüe al mar del barranco de Santos, hay algo que todavía no termina de convencerme. Reconozco que no tengo conocimientos técnicos de nada; ni de ingeniería, ni de arquitectura, ni de... pero soy como el búho del chiste: ¡me fijo, me fijo! Y a base de fijarme y de emplear la lógica, observo algunas cosas que me gustaría comentar públicamente por si acaso sirvieran para algo.


He leído qué lo que limita la capacidad de desahogo del barranco es el antiguo puente de El Cabo. Puede que sea así, pero esa lógica de la que hablaba antes, me dicta que si se hubiera buscado el lecho original, rebajándolo más de lo que se hizo a la hora de revestirlo de hormigón, otro gallo nos cantaría.


Me explico: En la actualidad, la altura del puente con respecto al lecho del barranco ha menguado sensiblemente, a medida que se han ido incorporando sedimentos con el paso del tiempo. Me basta mirarlo para saberlo, porque, años ha, un camión (empleado para efectuar la limpieza) pasaba holgadamente bajo él y ahora es de todo punto imposible.



Pero mucho más grave para mí, es la escasa altura del puente que sirve de soporte a la Avda. Bravo de Murillo (lo mismo ocurre con la Plaza de Europa, Avda. Marítima y Vía de servicio del muelle, bajo las que el barranco está completamente encajonado). Hasta tal punto es exigua su altitud que, tras el último temporal, observé con asombro la ímproba labor de los operarios, trabajando en condiciones claustrofóbicas, con unas máquinas diminutas, pegadas casi al techo, para retirar la ingente cantidad de escombros acumulados, porque las excavadoras normales no cabían en tal sitio. Otro detalle que me asombra, es el hecho de que los pilares enfrenten una cara plana al curso del agua, en lugar de los correspondientes tajamares, para que ésta se abra hacia los lados y no los golpee directamente. Si se fijan en el puente viejo, verán qué el único pilar que lo sustenta, y que resistió perfectamente el embate de la riada (no así sus barandillas que fueron arrancadas de cuajo) tiene forma curva. Algo significará, digo yo.



Entiendo que si se hubiera excavado más el fondo del barranco, el agua del mar volvería a entrar, con la subida de la marea, hasta la base del puente de El Cabo o quizás más arriba, como hacía antaño, recuperando el espacio que ocupaba el desaparecido Charco de la Casona; porque tal vez no sea un disparate devolverle a la desembocadura del barranco su ritmo y su lecho natural... y mantenerlo limpio ¡claro está! A fin de cuentas, la naturaleza es bastante sabia, aunque siempre nos empeñemos en llevarle la contraria.

Miguel Ángel G. Yanes

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