17/1/10

CHUSMA

Sobran los datos identificativos. Somos pocos y nos conocemos bien, si no personalmente, sí a través de terceros. Por ello voy a obviar tu nombre y apellidos. En realidad no hace ni puñetera falta. La educación me obligaba a decir: Mire usted... pero la efervescencia de la sangre, me empuja a utilizar casi tu lenguaje y soltar:

- ¡Mira, tío! ¿Quién coño te has creído que eres, para permitirte llamar chusma a nuestra propia gente? ¿Acaso has olvidado que la poltrona que ocupas te la otorgó, con sus votos, esa chusma, ese pueblo soberano que tiene que echarse a la calle, porque sus legítimos representantes son incapaces de defenderlo?



Más que hartos de carros, carretas y carretones, los chicharreros han vomitado por fin, a las puertas del ayuntamiento, la malsana indigestión de esta clase política que nos lastra y condena, salpicando, de paso, las relucientes botas de aquellos que, siguiéndoles el juego, se han prestado a retirar los necesarios medios técnicos, para sofocar así la voz de la protesta.

Soy parte de esa chusma. Me honro de ella y me avergüenzo de ustedes.

Miguel Ángel G. Yanes

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